Un abrazo, una mirada, la elección, la pasión, los pequeños detalles del día a día, una palabra…el “amor” sucede en muchas formas y eso es lo que me fascina CAPTURAR a través de mi mirada.

La escucha profunda es mi aprendizaje continuo para CONFIAR en que todo es perfecto, dejando que cada cosa se ponga en su lugar en cada momento oportuno. La vida es sorprendente si soltamos el control y nos dejamos llevar por la espontaneidad de cada momento que vivimos.

Cuatro embarazos me han hecho abrazar la incertidumbre como parte de mi propio proceso evolutivo.

Cada experiencia que llega a mi vida es la brújula que me lanza a lo que está por venir. Conocerme desde esa escucha sutil me libera y me da las herramientas que me permiten dar libertad a mis pequeños. La libertad es la parte indispensable del desarrollo saludable de cualquier ser humano.

El nacimiento es la continua evolución. Comienza con el embarazo, tiempo de gestación, pero también de proyectos, discursos, acciones y de las elecciones que tomas para acompañar a esta nueva vida. El parto es un acontecimiento estelar, que da paso al ejercicio de ser padres y de ser hijos, de construir una narrativa. 

Cada uno de mis partos fue una historia única, que reflejó en qué punto estábamos como familia, como tribu. Construir una vida de libertad necesita de vivencias, de información, contenidos, de compartir con otros, con los tuyos, conocer, elegir y aceptar las diferencias. Esa es la base de la crianza de mis hijos, el respeto por entender que cada uno de ellos tiene unas necesidades genuinas, una voz igual de importante que la otra, tan valiosa como cualquiera de ellas.

Mi pasión por RELATAR las historias de los universos íntimos de cada familia, nace de mi propia experiencia. Me hubiese gustado llenar el vacío que muchas veces he sentido de mis orígenes. El deseo de haber tenido un lugar donde acudir para recordar de dónde vengo, ha sido el detonador de mi trabajo desde el inicio.

Desde que mi primera hija nació, sentí la VOLUNTAD de inmortalizar las vidas de mis hijos. Dejarles el legado de sus infancias, para que, de mayores, puedan reunirse, encontrar un lugar donde sentarse y rememorar su linaje, comprender su historia a través de un relato imaginario construido con imágenes. 

Durante toda la historia, las familias han convertido en Tabúes muchos temas, que, de haber sido hablados, conservados, perpetuados, nos hubieran facilitado información y conocimiento de nosotros mismos, para empoderarnos y tomar decisiones basadas en nuestros propios deseos, en la sabiduría que reside en nuestro interior.

Disponer de información de cómo hemos venido al mundo, como nos hemos gestado, como han sido nuestros partos y nuestras infancias, nos habrían hecho dueños de elegir como hacerlo con nuestros hijos.

¿Cuántos partos han sido robados a sus madres simplemente por la desinformación? 

Me habría gustado saber antes del nacimiento de mi primera hija, que mi parto fue en una clínica Leboyer, "Por un nacimiento sin dolor". Me habría gustado saber durante mi primer embarazo que mi madre se preocupó por esos temas, y antes, mucho antes también, para haber tenido ese conocimiento grabado en mi piel. Recordar me hubiese ayudado a tomar decisiones distintas en mi propio proceso. Ese es mi propósito, ayudar a las familias a preservar los recuerdos, a través del poder de las historias, contadas desde las imágenes que construyen memorias.

Me dedico a documentar vivencias intimas, personales, únicas, a través de fotografías que dibujan un cuento para ser contando de padres a hijos, de hijos a nietos. Con mi trabajo planto semillas que dan forma a las raíces de un árbol genealógico.

Acompaño a las personas a componer sus recuerdos futuros. Imprimir la experiencia de un momento vital, un sentimiento, un olor, un lugar, la magia que construye una historia.

Trabajo cada imagen como una pieza de arte en sí misma, despertando en la persona sensaciones y recuerdos de su propio pasado, desde el tratamiento de la luz, la composición y la escena.